El grupo de hackers “Guacamaya”, que se atribuye esta operación, filtró más de 350 GB de correos electrónicos del Estado Mayor Conjunto de Chile, una de las principales entidades asesoras en defensa nacional.
Según informa la prensa nacional, la filtración comprende todo tipo de comunicaciones, minutas, informes reservados y documentos de inteligencia militares, fechados entre febrero de 2019 y mayo de 2022.
La filtración fue publicada el 19 de septiembre pasado, en medio de las fiestas patrias chilenas, justo en el día dedicado a conmemorar las glorias del ejército. Las repercusiones han aparecido gradualmente, conforme se ha ido publicitando el contenido de este lote de mensajes.
Desde el Poder Ejecutivo encabezado por el primer mandatario chileno Gabriel Boric, se notificó el conocimiento de esta situación, ordenando un sumario administrativo para determinar eventuales responsabilidades en la filtración de estos documentos. Al hacerse pública esta situación, la Ministra de Defensa chilena, Maya Fernández, regresó a Chile desde la Asamblea General de Naciones Unidas, para abordar directamente esta situación.
Considerando que en 2019 Chile vivió un estallido social, en el que se desbordaron protestas a lo largo de todo el país y que lograron contenerse con el inicio de un proceso (aún inconcluso) de redacción de una nueva Constitución, el panorama político es sumamente controversial en el país sudamericano. Esta filtración llega a avivar más la tensión interna, al revelarse información de inteligencia relativa al seguimiento realizado sobre los líderes de las protestas de entonces .
En lo inmediato, una repercusión visible fue la renuncia del General a cargo del Estado Mayor Conjunto de Chile. No obstante, todo indica que este problema esta aún lejos de resolverse, pues se apuntan también como responsables a Entel, empresa de telecomunicaciones encargada de la ciberseguridad de este organismo; y a Alberto Espina, Ministro de Defensa de Chile durante el gobierno de Sebastián Piñera, responsable de adjudicar esta licitación en 2018.
Los tiempos que corren no están para subestimar la ciberseguridad. En espacios tan delicados y confidenciales, como lo son las instancias militares, descuidos como este pueden salir bastante caros.